Homenaje al Papa Francisco tras su fallecimiento

Con profundo dolor, pero con una inmensa gratitud y recordando siempre su llamado a "caminar juntos en la esperanza", despedimos hoy al Papa Francisco, quien ha sido llamado por el Señor a su presencia.

Francisco, nuestro querido y humilde pastor, partió pocas horas después de regalarnos su última bendición pública en la Plaza de San Pedro, en un gesto conmovedor que quedará grabado para siempre en nuestros corazones.

Durante doce años, Francisco guió nuestra Iglesia con sabiduría, ternura y valentía, demostrando con su vida que la humildad es la verdadera grandeza del Evangelio. Supo acercarse especialmente a quienes más sufrían, a los pobres, a los descartados, mostrando al mundo el rostro misericordioso de Jesús.

Hoy, un día después del Primer Domingo de Pascua de Resurrección, nuestra comunidad vive una mezcla de sentimientos. El dolor egoísta de quererlo aún aquí en la tierra, entre nosotros, mezclado con la alegría profunda de saber que nuestro querido Papa está en la Gloria de Dios. Sabemos, en la certeza de la Fe, que Jesús mismo ha salido a su encuentro y le ha dado el abrazo más dulce y esperado.

Francisco nos enseñó con su ejemplo que la ternura transforma corazones, que el diálogo abre caminos hacia la paz, y que nuestra Iglesia debe ser siempre casa abierta para todos. Fue realmente un pastor con olor a oveja, cercano, compasivo y auténticamente humano.

Elevamos nuestras plegarias al Señor para que lo reciba en su Reino, premiando así su entrega generosa y amorosa. Pedimos también a Nuestra Virgen del Valle que lo cobije bajo su manto maternal y lo acompañe al encuentro definitivo con Jesús.

Gracias, querido Francisco, por haber sido luz en nuestras vidas, por haber marcado nuestro caminar con tu humildad y amor incansable.

Descansa en paz, querido Papa Francisco. Tu legado vivirá eternamente en cada gesto de amor y servicio que inspire a quienes seguimos tu ejemplo.