Via Crucis Viviente

En la tarde del Viernes Santo, la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora Del Valle se reunió con el corazón y el alma encendida para vivir una experiencia que ya es una tradición en nuestra parroquia.

Recorriendo las calles del barrio, Jesús volvió a caminar entre nosotros. En cada paso, en cada estación, resonó el eco de su amor entregado hasta el extremo. Las miradas, los gestos, el ambiente… todo nos hablaba de su Pasión, invitándonos a reflexionar sobre el misterio de la Cruz, pero también sobre el amor inmenso que la sostiene.

Fue un hermoso acto de fe, pero también una obra comunitaria construida con manos generosas y corazones dispuestos. La preparación fue intensa: semanas enteras de ensayos hasta entrada la noche, el armado de escenografía, el diseño y vestuario, la puesta en escena, el sonido, la cordinación del grupo de jóvenes IXTUS. Nada se improvisó. Todo fue hecho con amor y oración, como verdadera misión.

Los jóvenes, adultos y familias que se sumaron a actuar, a cargar elementos, a limpiar, a rezar… fueron protagonistas de una entrega silenciosa y comprometida. Cada detalle fue cuidado con devoción porque sabíamos que no estábamos haciendo una obra más: estábamos anunciando la Pasión del Señor.

Durante el recorrido, hubo momentos de profunda emoción. Algunos vecinos, sorprendidos, se detenían en la vereda a contemplar con devoción. Otros se unían a la procesión con respeto; mientras que otros, tal como ocurrió con Jesús, pasaban indiferentes. Entre el murmullo de la ciudad, en medio de lo cotidiano, su Cruz sigue interpelando corazones.

Gloria a Dios por la gracia derramada en nuestra comunidad

Gracias a cada uno por ser parte de este camino de crecimiento espiritual

Cada estación fue vivida con intensidad. Nos detuvimos en el dolor de Cristo, pero también en su fidelidad. En la injusticia que padeció, pero también en su perdón. En su silencio, pero sobre todo en SU PALABRA.